
A mediodía del 20 de enero, como marca la vigésima enmienda de la Constitución, Barack Obama juró "solemnemente" como el primer presidente negro de EEUU. Dos semanas después, sus primeras decisiones y algunos problemas del nuevo Gobierno se entremezclan en un balance agridulce mientras su popularidad permanece prácticamente intacta.
Obama comenzó su andadura en la Casa Blanca con un porcentaje de aprobación del 68%. Tras 15 días, la cifra se ha erosionado de forma casi imperceptible hasta el 66%. Es decir, dos de cada tres estadounidenses respaldan su gestión, mientras que un 19% la desaprueba, según el sondeo diario de Gallup.
Comparado con sus predecesores, el nuevo presidente figura entre los más valorados desde la Segunda Guerra Mundial. Sólo lo igualan o superan Dwight Eisenhower, con un 68% en sus primeros días, y John F. Kennedy, con un 72%. En cambio, los dos últimos, Bill Clinton y George W. Bush, tuvieron que conformarse con un 58% y un 57% tras sus respectivas investiduras.
Más allá de las encuestas, que probablemente tardarán meses en reflejar el verdadero examen del pueblo al cambio prometido por Obama, lo cierto es que sus decisiones no han dejado indiferente a nadie, ni dentro ni fuera del país.
En sus primeras horas en el Despacho Oval, el presidente adoptó una medida cargada de simbolismo para una época de crisis. Obama ordenó congelar los salarios de los altos cargos del Ejecutivo que cobren más de 100.000 dólares (unos 77.000 euros) al año. Además, anunció "una nueva era de apertura" con mayor transparencia y restricciones para los 'lobbies' o grupos de presión.
Sólo un día después, en su segundo día completo en la Casa Blanca, firmó el cierre de la prisión de Guantánamo en el plazo de un año para ser "consecuente" con los valores e ideas nacionales.
Es, quizá, la medida más importante adoptada en Washington en estos 15 días. El 'Obámetro' de PolitiFact.com, que revisa con lupa más de 500 promesas del presidente, la incluye entre las iniciativas "en marcha". Por ahora, sólo seis figuran como cumplidas, entre ellas el mencionado control de los 'lobbies' y el nombramiento de al menos un republicano en el nuevo gabinete. De hecho, serán dos: Ray LaHood, secretario de Transporte, y Judd Gregg, en Comercio.
También hay un incumplimiento: Obama afirmó en campaña que antes de firmar cualquier proyecto de ley que no fuera urgente, dejaría pasar cinco días con el fin de dar tiempo a los ciudadanos para examinarlo y comentarlo en el sitio web de la Casa Blanca. De momento no lo ha respetado.
Me parece muy mal que ya esten criticando al nuevo presidente de EEUU.
¡si ni un mes lleva aun!!. creo que deberian de ser un poco mas respetuosos y dejar al presidente trabajar tranquilo sin tanta critica.
Si lo eligieron es porque confian en el y estan de acuerdo con su politica de trabajo.
Denle tiempo al tiempo y confien mas en su presidente.
Informacion obtenida de elmundo.es
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